miércoles, 9 de abril de 2014

Cosas que una azafata nunca te dira.


“Lo primero que ofrecemos a los caballeros es vino , incluso antes que jugo o gaseosas. A más vino consumido, más pasajeros durmiendo, es decir: menos llamados para nosotras”.
“Después de algunos años de vuelo, el trabajo se automatiza. Suele pasar que cuando estoy parada en medio del pasillo, dando las indicaciones acerca de dónde se encuentran los chalecos salvavidas y las salidas de emergencia, en realidad estoy pensando que esta semana no fui al gimnasio o si habré dejado todo bien cerrado en casa”.

“Con los años, uno aprende a reconocer a los pasajeros. El nervioso, el fastidioso, el que cree que hacerse el simpático le va a reportar beneficios en vuelo. Después de un tiempo, ya uno conoce a todos… sin necesidad de conocerlos”.

“A veces no es necesario revisar que todos tengan sus cinturones de seguridad colocados, basta con pasar por los asientos estirando un poco el cuello y sólo aparentar que los estamos revisando”.
“¿Si hay encuentros fogosos entre pilotos y auxiliares? Sí, los hay. ¿Si ocurren en pleno vuelo? Es raro, pero pueden ocurrir”.

“Si viaja con un chico pequeño y no deja de oír campanas y más campanas, por favor, asegúrese de que su hijo no esté jugando con el timbre para llamar a las auxiliares”.
“La puerta del baño no es un instrumento científico muy especializado. Para abrirla, sólo empújela”.

“No hay límite para pedir bebidas a la tripulación, pero algunos pasajeros quieren a la vez gaseosa, leche, té, café y agua, y el tiempo que disponemos para servir es limitado”.
“Si tiene un bebé, traiga pañales. Si es diabético, traiga jeringas.Si sufre presión alta, no olvide sus medicamentos. Así no tendré que improvisar pañales con toallas sanitarias y fundas de almohada, ni preguntar por el interfono si a alguien le sobra un inhalador”.

“En caso de que no se haya dado cuenta, hay otras personas en el avión. Así que no se corte las uñas de los pies, no ronque a todo pulmón ni haga nada que moleste a los otros pasajeros”.

“No subestime la información y las instrucciones de las tripulantes. Además de ser anfitriones, tenemos una capacitación amplia para resolver situaciones que los pasajeros ni se imaginan: aplicar primeros auxilios, apagar incendios a bordo y ayudar a los usuarios con los trámites de ingreso en cada país que visitamos”.

“Si viaja al extranjero, hágase un favor y lleve consigo un bolígrafo. Es increíble la cantidad de personas que no lleva uno, y lo necesitará para llenar las solicitudes de inmigración. Yo siempre llevo algunos, pero no 200”.
“Los pasajeros suelen acudir a mí para quejarse de otros. ‘¿Podría pedirle que enderece su asiento?’ ‘No me deja usar el apoyabrazos’. ¡No soy niñera ni maestra de jardín de infantes!”

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